La Dirección General de Educación Técnico Profesional (DGETP-UTU) firmó un convenio que habilita la instalación del primer centro educativo de UTU dentro de la Unidad N° 4 del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) en Santiago Vázquez (Montevideo). Allí se ofrecerán cursos del Plan Rumbo con el fin de que las personas privadas de libertad puedan estudiar.
El centro educativo permitirá cursar Educación Media Básica, Bachillerato Técnico Profesional, capacitaciones y habilitará la acreditación de saberes.
El primer paso consistirá en el acondicionamiento de un espacio en la Unidad N°4 ubicada en Santiago Vázquez, dependencia donde hay más de 4.800 internos. Los futuros estudiantes serán quienes emprendan las obras y está previsto que las clases comiencen en marzo de 2024.
Inicialmente se dictarán dos cursos del programa Rumbo, que permitirá a quienes no lo hayan logrado previamente culminar la Educación Media Básica. Luego se ofrecerá un Bachillerato Técnico Profesional en carpintería y aluminio y procedimientos de acreditación de saberes. Toda la oferta educativa de UTU estará disponible y se irá incorporando en función de las necesidades.
La UTU se sumará a otras instituciones que ya están instaladas en el sistema penitenciario, como la Universidad de la República.
Garantizar la educación
La presidenta de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Virginia Cáceres, concibió la concreción de este proyecto como un gran logro educativo “como Estado, como país y como uruguayos”. Asimismo, felicitó al equipo de la UTU “que siempre está con la mirada puesta hacia el progreso”.
Cáceres precisó que el convenio forma parte de una política destinada a garantizar la educación a las poblaciones más vulnerables.
El director general de la DGETP, Juan Pereyra, anunció que el nuevo centro será una institución de primer nivel. “Debemos trabajar más por aquellos que más lo necesitan, darles otro saber, otros caminos en la vida. Esto será un éxito, estamos muy contentos”, expresó.
Para el ministro del Interior, Nicolás Martinelli, aprender un oficio y desarrollar habilidades y conocimientos les brindará a las personas privadas de libertad una alternativa y una oportunidad para que adquieran herramientas que les permitan elegir un camino y evitar la reincidencia. “Este es un hecho histórico, la demostración de que cuando se quiere se puede. Las cárceles no pueden ser escuelas de delito. Tienen que ser escuelas para dar oportunidades”, destacó.
Por su parte, el director del INR, Luis Mendoza, consideró de gran importancia que existan diversas actividades en las cárceles que involucren la educación, cultura, deporte y recreación.
Mendoza informó que en la actualidad 772 internos se encuentran en la educación formal, 315 en educación no formal y 1.352 trabajan.